Hasta ahora, son 3.500 los nietos del
exilio de la Guerra Civil que quieren la nacionalidad de sus
abuelos. Se han agrupado en el colectivo Morados porque «es
el color que desapareció de la bandera española después de
la guerra y hemos querido hacer un homenaje con este nombre a
los que, tras el conflicto, también desaparecieron de
España». Para lograr su objetivo, han reclamado la ayuda del
Rey ante la próxima reforma de la nacionalidad en el Código
Civil que prepara el Parlamento.
M. SÁIZ-PARDO/R. GORRIARÁN. /COLPISA.
MADRID
El que habla es
Alvar Acevedo, fundador de la página de internet www.morados.net,
un foro que nació el pasado 5 de enero, fruto del tesón de
este abogado residente en México, bisnieto de un socialista y
nieto de una abulense que trabajó en el Ministerio de Defensa
republicano que, como tantos otros, fue carne de exilio. Pese
al poco tiempo transcurrido desde la creación de esta web,
medio millón de nietos de españoles repartidos en 27 países
de América y Europa -no sólo descendientes de exiliados del
conflicto del 36- se han hecho socios de este foro, que en
cuestión de semanas se ha convertido de forma vertiginosa en
punto de referencia en medio mundo sobre la nacionalidad
española.
Acevedo ha vuelto a la tierra de sus
abuelos y de sus padres como un extranjero. Este jueves,
mientras el Congreso debatía la despenalización de la
insumisión, el abogado deambulaba por los pasillos de la
Cámara para agradecer el apoyo recibido de la mayor parte de
los grupos de oposición a su causa: que los nietos de
aquellos españoles que abandonaron España durante o después
de la guerra, hijos de españoles que no nacieron en su
patria, puedan optar a la ciudadanía de sus abuelos con la
reforma de la nacionalidad en el Código Civil que el
Parlamento quiere sacar adelante antes de verano.
«El proyecto del PP es el único que no
nos ampara porque nuestros padres no nacieron en España, pero
no nacieron en España por voluntad propia, sino porque
nuestros abuelos tuvieron que dejar el país para no morir»,
explica Acevedo ante la mirada atenta de la diputada asturiana
del PSOE Ludivina García Arias, la mayor valedora de Morados
en el Congreso, quizás porque también es hija del exilio
mexicano y sólo recuperó la nacionalidad de sus ancestros al
casarse con un español.
Cartas a La Zarzuela
El abogado ha vuelto a España solo,
pero bajo el brazo lleva 3.500 cartas personalizadas para
entregar al Rey. «Y sólo hemos traído éstas porque apenas
tuvimos una semana para pedirlas antes de que comenzara la
tramitación de la reforma del Código Civil», se lamenta sin
ocultar un toque de satisfacción por la cosecha de siete
días. En las misivas, hay historias de lo más variopintas,
pero con un denominador común: nietos de unos españoles que
tuvieron que abandonar su país durante la guerra, a los que
Franco no dejó volver y a los que el actual Código Civil no
les permite ser españoles. Pretenden que la reforma les abra
la puerta, pero es difícil.
Por ahora, los intentos del mexicano por
hacer llegar sus cartas al Rey han sido baldíos, pero su
determinación es firme. «Don Juan Carlos -dice el
republicano- prometió ser el Rey de todos los españoles y
ahora nosotros le tomamos la palabra. Queremos ser españoles
y que sea nuestro Rey, por eso le pedimos ayuda». Su esfuerzo
se ha visto recompensado en las últimas semanas porque
algunos diputados, incluso con la oposición de sus grupos,
han hecho causa común para que entre las enmiendas al
proyecto de la reforma de la nacionalidad figure su petición
de buscar un hueco a los «españoles olvidados».
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