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Los descendientes de
exiliados de la Guerra Civil finalmente quedarán fuera
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M. S. P./COLPISA.MADRID
Entre los 650.000 extranjeros que, según las estimaciones de
Exteriores, podrán acceder a la nacionalidad española no estarán
finalmente los casi 50.000 descendientes de exiliados de la
Guerra Civil, en su mayoría nietos de españoles, repartidos por
todo el mundo y agrupados en el colectivo «Morados».
Las insistentes peticiones de esta asociación ante el Rey Juan
Carlos, el presidente José María Aznar, el Congreso y el Senado
y el Defensor del Pueblo para que en la reforma de la
nacionalidad también cupiesen los nietos del exilio no han
servido de nada.
El eje de las infructuosas reclamaciones de «Morados» -colectivo
que nació el pasado enero durante el debate en el Congreso de
las modificaciones sobre la ciudadanía- es que el reformado
artículo 20 del Código Civil cerrará para siempre las
posibilidades de retorno de los descendientes de los refugiados
de guerra.
Este precepto establece que sólo «podrán optar por la
nacionalidad española aquellas personas cuyo padre o madre
hubiera sido originariamente español y nacido en España». Es
decir, que los millares de nietos de aquellos exiliados no
llegarán a tener nunca la ciudadanía de sus ancestros, ya que la
inmensa mayoría de esas 50.000 son hijos de españoles que
nacieron en el extranjero durante los primeros años de huida
forzada de su padres.
La clave del problema que dejará fuera a los «morados» es que, a
diferencia de los emigrantes económicos, que pudieron inscribir
en los consulados a sus hijos como españoles, a los exiliados
políticos se les negó este derecho, por lo que sus descendientes
tuvieron que optar forzosamente por la nacionalidad del país de
acogida. Aunque el próximo jueves no habrá descendientes del
exilio en las filas que se formarán ante los consulados para
obtener la nacionalidad española, «Morados» aún no ha perdido la
esperanza. En las últimas semanas, la asociación ha enviado
varios millares de escritos al Defensor del Pueblo.
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