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-La reforma de la nacionalidad moviliza a 3.500 descendientes
de derrotados en la Guerra Civil que quieren la ciudadanía de
sus abuelos.
-Reclaman que lo que “la sangre ha dado” no lo quite “un
párrafo del Código Civil”.
Madrid, 13 abr. (COLPISA, M.Sáiz-Pardo/R.Gorriarán).
Hasta ahora, son 3.500, son los nietos del exilio de la Guerra
Civil que quieren la nacionalidad de sus abuelos. Se han
agrupado en el colectivo ‘Morados’ porque “es el color
que desapareció de la bandera española después de la guerra
y hemos querido hacer un homenaje con este nombre a los que,
tras el conflicto, también desaparecieron de España”. El
que habla es Alvar Acevedo, fundador de la página de internet
www.morados.net, un foro que nació el pasado 5 de enero,
fruto del tesón de este abogado residente en México,
bisnieto de un socialista, y nieto de una abulense que trabajó
en el Ministerio de Defensa republicano que, como tantos
otros, fue carne de exilio.
Pese al poco tiempo transcurrido desde la creación de esta
web, medio millón de nietos de españoles repartidos en 27 países
de América y Europa –no sólo descendientes de exiliados
del conflicto del 36- se han hecho socios de este foro, que en
cuestión de semanas se ha convertido de forma vertiginosa en
punto de referencia en medio mundo sobre la nacionalidad española.
Acevedo ha vuelto a la tierra de sus abuelos y de sus padres
como un extranjero. Este jueves, mientras el Congreso debatía
la despenalización de la insumisión, el abogado deambulaba
por los pasillos de la Cámara para agradecer el apoyo
recibido de la mayor parte de los grupos de oposición a su
causa: que los nietos de aquellos españoles que abandonaron
España durante o después de la guerra, hijos de españoles
que no nacieron en su patria, puedan optar a la ciudadanía de
sus abuelos con la reforma de la nacionalidad en el Código
Civil que el Parlamento quiere sacar adelante antes de verano.
“El proyecto del PP es el único que no nos ampara porque
nuestros padres no nacieron en España, pero no nacieron en
España por voluntad propia, sino porque nuestros abuelos
tuvieron que dejar el país para no morir”, explica Acevedo
ante la mirada atenta de la diputada asturiana del PSOE
Ludivina García Arias, la mayor valedora de ‘Morados’ en
el Congreso, quizás porque también es hija del exilio
mexicano y sólo recuperó la nacionalidad de sus ancestros al
casarse con un español.
Cartas al Rey
El abogado ha vuelto a España solo, pero bajo el brazo lleva
3.500 cartas personalizadas para entregar al Rey. “Y sólo
hemos traído éstas porque apenas tuvimos una semana para
pedirlas antes de que comenzara la tramitación de la reforma
del Código Civil”, se lamenta sin ocultar un toque de
satisfacción por la cosecha de siete días.
En las misivas, hay historias de lo más variopintas, pero con
un denominador común: nietos de unos españoles que tuvieron
que abandonar su país durante la guerra, a los que Franco no
dejó volver y a los que el actual Código Civil no les
permite ser españoles. Pretenden que la reforma les abra la
puerta, pero es difícil.
Por ahora, los intentos del mexicano por hacer llegar sus
cartas al Rey han sido baldíos, pero su determinación es
firme. “Don Juan Carlos –dice el republicano- prometió
ser el Rey de todos los españoles y ahora nosotros le tomamos
la palabra. Queremos ser españoles y que sea nuestro Rey, por
eso le pedimos ayuda”.
Su esfuerzo se ha visto recompensado en las ultimas semanas
porque algunos diputados, incluso con la oposición de sus
grupos, han hecho causa común para que entre las enmiendas al
proyecto de la reforma de la nacionalidad figure su petición
de buscar un hueco a los “españoles olvidados”.
Orgulloso, Acevedo exhibe las modificaciones propuestas esta
misma semana por CiU, PSOE o Coalición Canaria para que los
nietos del exilio puedan ser españoles.
La sangre
“Que nos incluyan no es fácil. Algunos diputados, no sólo
del PP, se oponen a que los hijos de los españoles no nacidos
en España opten a la nacionalidad porque piensan que se va a
producir una avalancha de inmigrantes económicos. Pero no
somos inmigrantes, siempre fuimos españoles y muchos de
nosotros ni siquiera queremos volver a vivir a España, lo único
que deseamos es que se nos reconozca nuestra nacionalidad.
Ahora, con la reforma de la nacionalidad, es el momento de
hacer justicia con nosotros”.
Los temores del Gobierno son sobre todo económicos y no son
baladíes. La adquisición de la nacionalidad implica que
disfrutarán de los mismos derechos que el resto de los españoles
en lo referido a pensiones, sanidad, educación y demás
prestaciones sociales ¿Cómo discernir entre los cientos de
miles de nietos de exiliados españoles que se mueven por el
mundo los que son descendientes de los perdedores de la Guerra
Civil? ¿Cómo determinar que su salida de España obedeció a
razones políticas y no económicas o de otra índole?
Las dificultades, sin embargo, no han arredrado a los
‘morados’ que reclaman al Ejecutivo de José María Aznar
que “acepte que lo que la sangre ha dado, no debe quitarlo
un párrafo de un Código”. Y para explicarlo han solicitado
entrevistas con el Rey, el presidente del Gobierno, las
presidentas del Congreso y del Senado, el Defensor del Pueblo,
y los secretarios generales del PP y del PSOE. Hasta ahora,
sin respuesta.
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